
Las historias de tres sanjuaninas que transformaron sueños en realidad gracias al Aprender, Trabajar y Producir
El programa oficial les abrió las puertas a una realidad laboral digna.
El programa Aprender, Trabajar y Producir ya ha beneficiado a unos 7.500 sanjuaninos, brindándoles herramientas para acceder a empleos de calidad. Tres mujeres del departamento de Caucete —Maira Gómez, Laura Lucero y Analía Gatica— compartieron sus experiencias y cómo la oportunidad está cambiando sus vidas.
Hasta el momento los números hablan por sí solos. Desde la implementación hace un año del programa Aprender, Trabajar y Producir, 7500 sanjuaninos fueron capacitados en diferentes rubros, de ese total, 240 hicieron sus prácticas profesionalizantes y a 90 personas se les otorgó una herramienta para su proyecto de autoempleo.
Por eso hoy elegimos contar las historias de tres mujeres que realizan sus prácticas profesionalizantes donde adquieren habilidades clave para su futuro laboral.
Laura Lucero, madre a cargo de su familia, destaca: «Gracias al programa, he tenido un crecimiento personal enorme. Saber que empresas y el Gobierno apuestan por nosotros, me confirma que un futuro mejor es posible. Mi sueño de un trabajo estable ya está en camino».
Analía Gatica ve en esta experiencia, el punto de partida para algo mayor: «Asumo estas prácticas con responsabilidad, porque sé que serán mi puerta a un empleo formal. Atender al público, por ejemplo, me ayuda a ganar confianza y experiencia».
Maira Gómez valora la cercanía: «Poder trabajar en mi propio departamento es una gran ventaja. Evita traslados complejos y me permite enfocarme en mi crecimiento».
El Programa Aprender, Trabajar y Producir (APT), impulsado por el Gobierno de la Provincia a través de la Dirección de Empleo y Formación del Ministerio de Producción, Trabajo e Innovación, está diseñado para mejorar la empleabilidad de personas entre 18 y 65 años mediante formación teórico-práctica. Su éxito radica en la articulación entre el Gobierno, cámaras empresariales, gremios y cooperativas, adaptándose a las necesidades del sector productivo y fomentando el desarrollo económico local.
Estas historias reflejan cómo APT no solo capacita, sino que devuelve la confianza en el futuro. En un contexto donde la formación se traduce en oportunidades, San Juan demuestra que invertir en su gente es el camino hacia una provincia más fuerte y equitativa.