La triste desgracia que pudo haberse evitado
Una niña de 16 años fue asesinada hace horas. Se llamaba Lucía Luján Rubiño Montilla y su muerte está teñida del silencio post traumático que suele envolver hechos como éste donde ninguna autoridad dio la cara para explicar lo sucedido. Son esos momentos sepulcrales que suelen servir para ¨acomodar¨ presencias, ausencias y que no aparezcan los nombres de los hijos del poder, no vaya a ser que escrachen a los nenes y se manche el buen nombre y honor de los intocables de siempre.
Lo cierto es que hace menos de 48 horas, y producto de una supuesta diversión que llaman ¨el juego del gatillo¨, donde dos autos pican uno en sentido contrario del otro, un Renault Sandero conducido por un menor de 17 años (cuyo apellido sería igual al de un gobernador de Tucumán, domiciliado en la calle Sarmiento en Albardón) al eludir la camioneta Toyota Hilux que venía de frente, embistió y pasó por encima a Lucía quien falleció horas después en el Hospital.
Los hechos tuvieron lugar en el Barrio Profesional, donde los vecinos afirman que llamaron al menos en 6 oportunidades al 911 para denunciar la realización de una fiesta en la casa que alquila o sería del juez Caballero (quien estaba en Francia al momento de la tragedia), con varios menores y sin poder confirmar que hubiese algún padre o mayor a cargo. La presencia de la Policía se hizo efectiva luego que el 911 diera parte al Destacamento del Barrio Cesap. Ante la llegada de los efectivos al rededor de la 1,30 de la madrugada, los vecinos afirman que los niños entraron presurosos dentro de la casa y se negaron a contestar las preguntas de los uniformados, quienes además observaron una Hilux estacionada en los frentes de la casa en cuestión en calles Zonda y Paraná . Asimismo también entrevistaron a un joven de apellido Echegaray que negó que esa fuera la camioneta que estaba haciendo las picadas que denunciaron al 911.
Los vecinos se reunieron hoy y allí acudió la Jueza Margarita Camus a cargo del caso. Les solicitó ayuda a los vecinos y que le facilitaran la mayor cantidad de material posible para su investigación. Luego de juntarse y en medio dela conmoción reinante, elaboraron un comunicado que entre otros párrafos expresa ¨manifestamos nuestra más profunda preocupación y tristeza por considerar que el hecho podría haberse evitado si se hubiera dado correcto proceder a las denuncias, previas a la tragedia, efectuadas al servicio de emergencias 911 desde la 1:30hs, en reiterados y numerosos llamados de diferentes vecinos, dando cuenta de la presencia de autos a gran velocidad, picadas y una “juntada” de adolescentes sin la presencia clara de adultos que la controlasen¨.
Así las cosas, son tantos los misterios como profundo es el silencio. Los vecinos deslizan una responsabilidad policial porque dicen que fueron una sola vez. De seis llamados, Trueno Halcón (911) dio sólo una sola participación al móvil del Cesap. ¿Por que? Además las unidades policiales están conminadas a estar en movimiento, por lo que luego de esa participación debió seguir la recorrida. Asimismo, en la reunión de vecinos fue gente de la Policía y también solicitó videos y las capturas de pantalla de las llamadas a emergencias. Los residentes del barrio Profesional afirman que de haber regresado los móviles hubieran presenciado las picadas y por lo tanto no se hubiera asesinado a la niña de 16 años.
´¿Por qué no se conocen las identidades de los asistentes a esa reunión y por qué no hay un informe detallado? ¿Los vecinos por su parte, ninguno pudo tomar la patente de los autos que corrían por sus calles? ¿Es verdad que una Ministro del PE de San Juan acompañó a Lucía en la ambulancia rumbo al Hospital? y si es así…¿Qué hacía en el lugar? El dolor de la familia Rubiño Montilla y la memoria de Lucía merecen éstas y todas las respuestas. Es hora de ordenar este desastre y que nunca más haya temor de denunciar y condenar a los culpables por más influyentes y poderosos que pinten. Y si… más allá de la carátula de la causa yo siento que fue un asesinato. La asesinó la inconciencia de un pendejo malcriado que seguramente intentará zafar de condena alguna por influencias, y será injusto siempre que la ley nos obligue a esconder su nombre y apellido porque es menor. Lucía también lo era, ahora está muerta y su nombre está en boca de todos.