
Los últimos gobiernos peronistas de San Juan hasta llegaron a pagarle a Ripani la boleta del gas del emprendimiento industrial Tía Maruca ex Dilexis que hoy funciona sobre calle Aguilera en La Cañada departamento Albardón.
“Estimados colaboradores” dice un comunicado oficial de la empresa en el que Ripani ordenó a sus laderos decirle a los casi 200 empleados de la planta fabril de galletitas, que por un problema de índole judicial en las cuentas bancarias, no se abona la primera quincena del mes de Abril en curso.
Este miércoles en la previa del día del trabajador se abonó solo el 50% de la primera quincena de abril.
“El viernes de la semana pasada tenían que pagar la segunda quincena y adujeron que por problemas con el banco no pudieron cumplir con el pago” dijo un empleado a Estación Claridad al tiempo de afirmar que “el gremio nunca está de nuestro lado y defiende más al patrón que al empleado”.
Cuenta de ello es que el aguinaldo se terminó pagando en 5 cuotas y la última cuota se pagó al 50%. Se había fijado el 23 de abril para terminar de pagar el aguinaldo pero la fecha se pospuso.
Oportunamente la empresa no podía tener operativa todas sus líneas de producción aduciendo falta de manteca y harina. Luego vinieron los problemas financieros y la fábrica recibió ayuda financiera en la gobernación de Sergio Uñac.
Ripani comenzó con Tía Maruca en 1998, pero su incursión en el negocio es de antes. Los primeros pasos en el rubro los dio en la fábrica de galletitas que aún tiene su padre en Ramos Mejía, con la marca RC.
El empresario compró la empresa en 2017 y entró en concurso de acreedores en 2019. El bonaerense siempre responsabilizó al gobierno del ex presidente Mauricio Macri tildándolo de “nefasto para la industria nacional”.
En julio del año 2019 los 400 trabajadores de la planta cobraban los sueldos atrasados y aún no les pagaban el aguinaldo.
Dos años antes se convirtió en una especie de Robin Hood porque invirtió U$D 5 millones para comprar la planta Dilexis de PepsiCo. La empresa estaba a punto de cerrar por tercera vez en sus 37 años de vida. Se quedó con los 400 trabajadores que estaban al borde del despido. Prometió duplicar la producción y lo logró, pasó de 700 toneladas a 1500.
El dueño de Tía Maruca quería armar una plataforma industrial que le permitiera abrir nuevos mercados de exportación e incrementar su participación local posicionándose como la tercera empresa del rubro, detrás de gigantes como Arcor y Mondelez.
Hoy los problemas vuelven y Ripani enfrenta serias dificultades. La duda es quien saldrá en su auxilio ahora.