
Tras el análisis y evaluación de los daños sufridos en el Templo de la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes en Jáchal, producto del terremoto ocurrido el 18 de enero de 2021, la comunidad se reunió junto a monseñor Jorge Lozano, el administrador parroquial Padre Gustavo Vaca, el padre Rodrigo y el diácono Cristian. Las autoridades eclesiásticas recibieron al intendente Matías Espejo y autoridades de gobierno, civiles y de fuerzas de seguridad para compartir diversos informes técnicos solicitados, a través de diferentes instituciones especializadas.
Desde el evento sísmico que afectó a la región, y al templo que data desde 1886, se han generado informes de evaluación y recomendaciones por parte de varias entidades, con el fin de garantizar la seguridad y el futuro del emblemático edificio histórico.
En 2021, el informe elaborado por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) estableció los primeros detalles sobre los daños estructurales, apuntando a la vulnerabilidad del templo ante eventos sísmicos de gran magnitud. Posteriormente, en 2024, la Comisión Investigadora conformada por la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y especialistas en Patrimonio concluyó que el edificio presentaba serias fisuras y problemas en su estructura, que ponían en riesgo la seguridad de quienes pudieran estar dentro de sus instalaciones.
Recientemente, en 2025, el Ministerio de Infraestructura de la Provincia de San Juan emitió un nuevo informe, en el que se reafirma la gravedad de la situación estructural. El análisis realizado por los profesionales concluyó que, debido a los daños irreparables y la falta de condiciones adecuadas de seguridad sísmica, el templo debe ser clausurado de manera definitiva. Además, se recomienda la sustitución del actual edificio por una nueva estructura que cumpla con las normativas vigentes de seguridad sismo-resistente, y que se adapte a las exigencias arquitectónicas para preservar el patrimonio religioso y cultural de la comunidad.
Las autoridades competentes coinciden en que la prioridad debe ser la seguridad de la comunidad y de los fieles, por lo que se recomienda proceder con la clausura inmediata del templo, así como iniciar los estudios y proyectos para la construcción de una nueva parroquia que respete las normas de seguridad, mientras se preserva el valor histórico y cultural de la antigua edificación.