En San Juan, un 30 de septiembre pasaron cosas….

La historia de San Juan es rica en cuanto a hechos históricos, como el que promovió el pueblo descontento en 1813, impulsando un movimiento subversivo que depuso al teniente gobernador de la Ciudad de San Juan, coronel Saturnino Sarassa, entregando el gobierno al Cabildo.

Con ésta deposición se inició en la provincia una larga lista que siguió después con el mismo fin, cuando no satisfacía un mandatario.

Sarassa fue el primer teniente gobernador de San Juan. Antes de ocupar ese cargo, había desarrollado una importante carrera militar.

En San Juan su gestión fue breve y terminó destituido. Murió pobre y olvidado, aunque años después la historia lo reivindicó.

Sus actos más importantes fueron la formación de un reglamento para la mejor explotación de los ricos minerales de Huachi y Hualilán y la dirección del personal trabajador en ellos, reglamento cuya redacción encomendó al alcalde mayor de minas Plácido Fernández Maradona; creó una administración,  una compañía de infantería que efectuase los servicios que se necesitasen en la población, como guardias extraordinarias, publicaciones de órdenes superiores, entre otras acciones.

Pero el teniente gobernador Sarassa era hombre de poca energía y un tanto descuidado e incurrió en la antipatía de un núcleo de vecinos, que aprovecharon el estado de efervescencia en que se hallaban las facciones políticas, para separarle del mando.

En éste marco, el 30 de setiembre de 1813 se produjo un movimiento popular de protesta contra su conducta, exigiendo a la vez al Cabildo que lo destituyese inmediatamente junto con el alcalde del 1er voto, José Clemente Rivero, sospechado de ser su cómplice, remitiéndose al efecto una representación firmada por considerable número de vecinos.

Sarassa estaba acusado de ser un adepto a la causa realista, favoreciendo a los partidarios de ésta disimuladamente, con armas para que estorbaran a los patriotas de San Juan.

El Cabildo, considerando razonable la protesta popular, votó el despojo del mando ejercido por Sarassa, el cual se vio obligado a huir precipitadamente con su familia a Mendoza.

Sintiéndose enfermo, atacado por una ciática crónica adquirida en la campaña del Paraguay, el 8 de agosto de 1814, a su requerimiento, el general San Martín le concedió la cédula de retiro a inválidos con una módica pensión.

Vivió pobre y olvidado en su retiro hasta su fallecimiento ocurrido en Buenos Aires, el 26 de setiembre de 1835.

Posteriormente, en 1872 y durante la presidencia de Sarmiento, el Congreso sancionó la Ley N°561, llamando a “licitación por el término de 4 años, el servicio de una mensajería semanal, de Tucumán a San Juan, por Catamarca y La Rioja, desde el 1° de enero de 1873”.

Sarmiento estaba convencido de que era hora de dejar de mirar de reojo los progresos y adoptarlos de quienes tenían experiencia, en 1872, Buenos Aires se unió a Río de Janeiro, pasando por Uruguay, mediante cable subfluvial y submarino. En 1874, Sarmiento inauguró la primera comunicación con Europa, vía Brasil, diciendo «que los pueblos se convertían en familias, habitantes de un barrio”.

Cabe recordar que en 1837 el físico Samuel Morse, ideó el código MORSE basado en generar manualmente pulsos eléctricos de distinta duración. Un receptor distante los imprimía como puntos o rayas que, solos o combinados, significaban letras las que descifradas revelaban mensajes.