Nelson Ariel Otarola alias el “Diablo” es comisario de la Policía de San Juan y nada menos estaba a cargo de la Guardia de Infantería. Aunque no estaba de servicio al momento del siniestro vial que protagonizó, ello no lo eximirá de una serie de sanciones que ya tienen dispuesta para él a menos que el Gobernador ordene lo contrario. Le cuento.
Estar al frente de Infantería es monumental responsabilidad ya que se trata de la División a cargo de la seguridad de Casa de Gobierno con gobernador incluido.
El funcionario público se había tomado hacia poco más de una semana, la licencia 2021 y estaba de vacaciones.
Fuera de sus funciones, este viernes por la noche compartió un asado y en su retirada (sábado de madrugada) protagonizó un desastre con suerte para él y para terceros. El ciudadano Mateo Burgos y dos amigos estaban parados en un Renault Sandero sobre avenida Rioja de Sur a Norte antes de avenida Libertador esperando el verde del semáforo.
Repentinamente fueron colisionados violentamente de atrás por el Chevrolet Aveo conducido por Otarola. El alto mando de la Policía de San Juan tenía 2.08 gramos de alcohol en sangre, resultado del dosaje que le hicieron sus colegas en el lugar del siniestro.
Sanciones
Este diario pudo saber según fuentes calificadas de la Policía que Otarola clavará su carrera en la jerarquía de Comisario. Pues el hecho que protagonizó no le permitirá ascender más. Estaba a punto de ser ascendido a Comisario Mayor. Sigue la última escalada y es la de Comisario General.
Otra sanción es que, estará por lo menos dos meses sin cobrar su sueldo, lo que podría ocurrir a partir de la liquidación del mes en curso. Ambas decisiones serían las más severas en el marco de la causa administrativa en curso.
La fuente consultada por este diario dejó saber que no se determinará una medida segregativa. Es decir no habrá cesantía y/o exoneración, no lo echarán ya que no hay herramientas legales para hacerlo teniendo en cuenta lo sucedido.
Lo que sí queda claro es que se trata de una figura pública y la ha dañado. Es un funcionario público.
De todas maneras y para la opinión pública el hecho es grave por cómo Otarola puso en riesgo la seguridad de él mismo y la de terceros a sabiendo de manejar con la cantidad de alcohol que llevaba en su organismo. Tuvo suerte.
Las notas registradas en el sistema interno de la Policía develan que el hombre estaba de licencia. Como todo funcionario policial el “Diablo” tiene adeptos y acérrimos enemigos. Algo común no solo en la Policía sino en todos los ámbitos que uno frecuenta.
“No es mal Policía” dicen por estas horas donde uno consulte. Se sabe que por semana Otarola no paraba de traer novedades y su tarea predilecta, entre otras, era la de sancionar policías a los que el alto mando encontraba durmiendo por ejemplo o no cumpliendo a raja tabla la tarea del turno.
“Pero lo que pasó tiró todos sus servicio por la borda” dijo a Estación Claridad un jefe policial. Hay un dato que es clave y es que en la Policía no lo quieren perder y la suerte en este sentido corre a favor del “Diablo”. El siniestro que protagonizó no tuvo lesionados, estaba de vacaciones y chocó en su auto particular y no en un patrullero o movilidad oficial y para el sistema sancionatorio de la Policía, esos “detalles” son atenuantes.
En cambio, si hubiera estado de servicio rozaba la cesantía.
Resta saber desde la Justicia qué responsabilidad penal le atribuirán en el sistema de Flagrancia. Esta semana se fijará la audiencia de formalización. El hombre no está detenido (estuvo demorado 10 horas) y el vehículo quedó secuestrado en la Comisaría 3° de Trinidad, Capital.
