San Juan

Lucía…¿Para qué?

El dolor de una madre, una sociedad conmovida y las sospechas en una causa que mantiene vigilia a la espera de Justicia. Por qué murió Lucia Rubiño; o quizás… para qué?

“He decidido hablar”… así entre otros pormenores llegó el mensaje a mi WhatsApp. Las vacaciones y el receso en mi actividad parecieron ser un inconveniente, que una vez calma y con las gestiones pertinentes, rápidamente se solucionó. El mensaje era de Belén Montilla, la mamá de Lucía Rubiño, la joven que el 15 de octubre de 2023 murió tras ser embestida por un automóvil conducido por un menor de edad en una de las calles internas del Barrio Profesional. El fatídico hecho se dio luego de tres llamadas que se registraron en el 911 en la madrugada de ese domingo por parte de los vecinos que denunciaban picadas en la calle y “el juego del gatillo” entre dos inadaptados.

A Belén la conocí hace algunos años gracias a mi labor periodística que en ese momento se volcaba en el programa “Tesoros de San Juan” tal su nombre; remarcaba acontecimientos, hechos, historia, costumbres, inversiones, empresas y especialmente personas, sus vivencias y experiencias. Hoy el programa devino y evolucionó en el actual “Pensar San Juan” que con los mismos valores junto a Osvaldo Benmuyal lo proyectamos en forma diaria para hacer grande nuestro lugar y siempre con un pensamiento despojado, sincero y con la consigna de ser altruista.
Indudablemente Belén y yo quedamos conectadas hace muchos años, tal vez sin saberlo, y la muerte de Lucía nos reencontró desde aquél 15 de octubre.
La entrevista se concretó en Radio Sarmiento a las 9 horas en el programa “Algo está pasando” que conduce Lucas Canto y Leo Polegritti.

El relato de Belén nos paseó por todos los estados de ánimos más negativos: bronca, impotencia, dolor, ira y el sentimiento de impunidad que inunda al tratarse los involucrados de uno de ellos un menor de edad y el otro de Juan Pablo Echegaray, hijo de un juez Federal que si bien quedó imputado en la causa la Fiscalía no pidió prisión preventiva.
Los dos involucrados están libres, Lucía está muerta.
El parentesco de Echegaray con un funcionario Judicial de altísimo rango no es un tema menor en las sospechas de una madre y de toda una sociedad que presume benevolencia a la hora de aplicar la ley o lo que es peor aún que queden probados los hechos como lo denunciaron los vecinos, pero que al decir de la defensa, nada de lo denunciado es cierto, su defendido es inocente, no corría picadas y no provocó la maniobra fatal. Tampoco nada hace falta aclarar en el caso del menor de edad que conducía el auto que impactó y derivó en la muerte de Lucía. Es menor de edad y punto.
Esta conclusión es la que deja sin paz a Belén y su grito desesperado conlleva su única certeza: “A Lucía no la podré abrazar nunca más y solo el amor es el que me moviliza”. Esa valentía y entereza prácticamente nos dice lo que podría pasar con la causa aunque nunca lograremos acostumbrarnos ni aceptarlo parsimoniosos.

Entonces la pregunta obligada es: ¿Para qué murió Belén?, ¿Qué mensaje deja?. Las respuestas son numerosas y cada uno de nosotros deberá formularse ese interrogante. En lo personal, el que me abruma es ¿Qué estamos haciendo con nuestros hijos?, ¿Es válido regalarle un auto para que se divierta o no saber ni qué hace con una fastuosa camioneta que lo eleve a la categoría del “más canchero, el más vivo” aunque esa afirmación solo pueda figurar en un pensamiento petulante, engreído e inmoral?
¿Será necesario barajar y dar de nuevo en la enseñanza y el ejemplo que les damos? ¿No será el momento de pensar que los creemos grandes porque nos conviene, nos desliga de responsabilidades y al dejarlos actuar solos y sin límite alguno, solo nos quita una carga? ¿Somos esos padres?

Todos los caminos me conducen a los adultos, a los padres, a los educadores, a todos quienes tenemos la misión de pensar en nuestros hijos, a las políticas perversas conducentes a la degradación. Todos esos caminos fallaron. Hoy lloramos a Lucía y tratamos de reconstruir la vida desde el desconsuelo de su mamá, su familia y de jóvenes que son víctimas inocentes también de esta situación y que vivirán las consecuencias de ese despojo irresponsable de adultos que simplemente dejaron hacer.
Todos los caminos me conducen hacia mí, para que con justeza mis palabras describan una mirada necesaria, distinta que duele, me interpela pero es inapelable.
Esa interpelación a los adultos debe obligadamente decirnos … ¡“en qué fallé, porqué actué así, de qué me arrepiento!”, si no lo hacemos y solo buscamos responsables en la Justicia, la muerte de Lucía no habrá servido de absolutamente nada.

El control de estudios de Radio Sarmiento se llenó de gente que espontáneamente llegó al escuchar las primeras declaraciones de Belén. No deja de repicar en mi conciencia sus palabras ¿Para qué Belén, para qué?
La respuesta está en cada uno de nosotros, habrá que ver si tenemos el coraje, honestidad y humildad para señalarnos.

Maria Silvia Martín

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