San Juan

La Patria cotidiana, Gardel y los verdugos

Una invitación a volver a tener Patria

¨Mamá, yo también puedo tener Patria» le dijo el pequeño Charles Romuald Gardés al salir de la escuela a su madre Berthe Gardes. Ella lo buscaba diariamente del colegio y el francesito (así le decían sus compañeros) vio cómo los demás cantaban el Himno. Su madre paró la marcha y simplemente lo abrazó asintiendo con su profunda mirada de madre sola directo al corazón de ese hijo, que desde ese mismo instante, adoptó a la Argentina como la casa dueña del arte con el que conquistó al mundo hasta el día de hoy. El pequeño era Carlos Gardel, quien decidió ser el argentino por opción más amado de todos los tiempos. 

De eso se trata. De querer tener una Patria, de hacerla diariamente, de amarla y honrarla siendo buena gente. No se trata de ser héroe, ni militar, ni un deportista o cantante famoso. Se trata de querer ser un inspirador genuino de ese mandato no escrito pero necesario de sentirse patriota en el lugar que te toque estar. La Patria amada no se le entrega a nadie, por eso los últimos patriotas verdaderos dieron su vida en el sur y los estúpidos no entienden eso de ¨dar la vida por la Patria». No se usa la Patria para la política como hará hoy la desesperada vicepresidente. No se niega ejercer el derecho de entrar a un estadio a un ex combatiente por llevar una camiseta de Malvinas porque FIFA no quiere. En nombre de la Patria no se roba, no se traiciona y no se asesina. 

La patria es todo lo contrario. Es el hermoso suelo que te da el agua y la comida. Es tu idioma, la memoria, es tu cielo, tu trabajo, tu madre y tus hijos. Es tu trabajo diario, tu mesa servida, la escuela de tus chicos, el abrazo esperado del hijo que se te fue y es el lugar donde descansan tus muertos. El verdugo de todo lo que es tu patria es aquel que impone la idea justamente contraria. El que ha logrado desde el globalismo que nuestra idea de Patria se vaya muriendo dejándola pobre y miserable, pedigüeña y sin honor. Los verdugos te vuelven bruto a propósito para que no pienses ni cuestiones. Para que no tengas identidad y no entiendas nada ni quieras entender.  Los verdugos globalistas gobernantes apátridas logran cada minuto que pasa, que haya un patriota menos y un vago más, porque ese es el objetivo: que seamos pobres sin una bandera nacional, que vivas en vilo por el hambre, los muertos y los narcos. Por eso hay que elegir ser argentino, antes que ser cualquier otra cosa. Sin miedos y con el valor que tiene nuestra libertad que debe ser intocable. Tenemos que gritarles en la cara y desde el alma nuestros ¨Viva la patria» sin asco a nada, sin miedo a nada. La receta parece simple pero tiene su costo y sacrificio, hoy más que nunca. Porque ya no hay patria y hay que reconstruir todo barriendo escombros, tirando toda esta mugre fuera de nuestra casa. La tarea será de los buenos laburantes que saben que desde su familia, su hogar, su escuela y su Dios hay que volver a decir como aquél niño Gardel: ¨Yo también puedo tener Patria».

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