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Vacunas y contagios, la revista The Lancet demuele el Pase Sanitario

La revista médica británica publica un estudio en el que se demuestra que las vacunas contra el Covid no interrumpen la transmisión del virus. Las personas vacunadas tienen un pico de carga viral similar al de los casos de los no vacunados y, por lo tanto, pueden transmitir la infección. Resultados que hacen pedazos la lógica del pase vacunal.

La tendencia epidemiológica actual de Covid ve que la enfermedad continúa propagándose. Aunque la variante Omicron está creciendo y reemplazando a las versiones anteriores del Covid, es la variante Delta la que todavía prevalece en Occidente, al ser altamente transmisible, difundiéndose a nivel mundial, incluso en poblaciones con altas tasas de vacunación. Y es precisamente este último dato importante el que demostraría la escasa eficacia de la campaña de vacunación con dos o incluso tres dosis, lo que atrajo la atención de un grupo de investigadores -liderado por la profesora Anika Singanayagam- que han efectuado un estudio sobre la transmisión y la cinética de la carga viral en individuos vacunados y no vacunados en el Reino Unido: un estudio de serie prospectivo, longitudinal, publicado en una de las dos más prestigiosas revistas médicas de Gran Bretaña: The Lancet.

En este momento es del otro lado del Canal de la Mancha que llegan las voces científicas más independientes e más interesantes, las que analizan en detalle la tendencia de la epidemia. En los últimos días hablábamos del editorial del British Medical Journal, el que señalaba con el dedo la falta de transparencia por parte de las empresas fabricantes de las vacunas de ARNm, mientras que The Lancet nos ilustra ahora a través de este estudio sobre la eficacia real de la vacunación, mediante una comparación entre poblaciones vacunadas y no vacunadas. Los resultados ofrecen una perspectiva bastante diferente respecto a la vulgata simplista propuesta por los medios de comunicación.

¿Qué nos dijo el estudio ?  Entre el 13 de septiembre de 2020 y el 15 de septiembre de 2021 se reclutaron 602 contactos comunitarios (identificados a través del sistema de trazabilidad del Reino Unido) de 471 casos índice de Covid-19 en el Reino Unido para el estudio en serie de Evaluación de transmisión y contagio de COVID-19 en contactos y contribuyó con 8145 muestras del tracto respiratorio superior del muestreo diario durante un máximo de 20 días. Los contactos domésticos y no domésticos de 5 años o más podrían incluirse en el estudio si pueden dar su consentimiento informado y aceptar el hisopo de las vías respiratorias superiores. Los contactos domésticos y no domésticos de 5 años o más podrían incluirse en el estudio si pueden dar su consentimiento informado y aceptar el hisopo de las vías respiratorias superiores. Se analizó el riesgo de transmisión en base al estado de vacunación de 231 contactos expuestos a 162 casos índice con infección de la variante Delta vinculados epidemiológicamente. Posteriormente, se compararon las trayectorias de la carga viral de individuos completamente vacunados con infección Delta con individuos no vacunados con infecciones Delta, Alfa y pre-Alfa (n = 49). Los resultados primarios para el análisis epidemiológico fueron la evaluación de la tasa de ataque secundario (SAR) en contactos familiares estratificados por estado de vacunación de contacto y estado de vacunación de caso índice. Los resultados primarios para el análisis cinético de la carga viral fueron detectar las diferencias en la carga viral máxima, en la tasa de crecimiento viral y en la tasa de disminución viral entre los participantes, sobre la base de la variante del SARS-CoV-2 y en el estado de vacunación.

Los resultados encontraron que, aunque la carga viral máxima no difirió según el estado de vacunación o el tipo de variante, aumentó modestamente con la edad, lo que representa entonces un factor de riesgo documentado. Las personas completamente vacunadas con infección por variante Delta tuvieron una tasa promedio más rápida de disminución de la carga viral que las personas no vacunadas con infecciones por variante pre-Alfa, Alfa o Delta.

En pocas palabras, la vacunación reduce el riesgo de infección por la variante Delta y acelera la eliminación viral. Sin embargo, las personas completamente vacunadas tienen un pico de carga viral similar al de los casos no vacunados y, por lo tanto, pueden transmitir la infección, incluso a contactos a su vez completamente vacunados. El estudio prueba que no se produce la interrupción de la cadena de transmisión a través de la vacuna. Por lo tanto, es hora de dejar en claro que con estas vacunas no se produce el tan citado efecto de “inmunidad de rebaño”. No es una coincidencia que los autores del mismo estudio publicado por The Lancet afirman que, a la luz de lo que ha surgido, el objetivo principal de la vacunación es la protección individual de las personas. Pero ha fallado -lo constatamos directamente todos los días en la clínica y en los hallazgos epidemiológicos- el objetivo de las vacunas de reducir la transmisión del SARS-CoV-2, que sería fundamental para contener la pandemia. Un resultado que depende de la capacidad de las vacunas para proteger de los contagios y en la medida en que la vacunación reduce la infectividad. La variante Delta continúa causando una alta carga de casos, también en países con alta cobertura de vacunación.

Estos datos deberían conducir a una revisión de las estrategias a adoptar en relación con la epidemia y, sobre todo, de las opciones políticas. Si ahora es evidente que no se puede lograr la inmunidad de rebaño, y que un vacunado puede contagiar tanto como un no vacunado, en consecuencia, deberían cesar inmediatamente las medidas punitivas y vejatorias contra las personas que han optado por no someterse a la práctica vacunal, muchas de las cuales se están inmunizando en forma natural al contraer la enfermedad. De esta manera ellas podrían hacer una contribución válida, al acercarse a una inmunidad de una gran parte de la población limitando la circulación del virus.

También es evidente que, al ser así las cosas, un instrumento de control más social que sanitaria como es la “certificación verde” no tiene razón de ser. El Pase Verde no certifica en modo alguno que su titular no pueda transmitir el virus a otras personas. No es casualidad que haya sido eliminado precisamente en Inglaterra, el país donde se realizó este estudio, cuyas evidencias es deseable que sean objeto de una cuidadosa reflexión también en otros países. La represión pseudo sanitaria ya debe terminar. Es la ciencia la que nos lo dice.

Paolo Gulisano

 

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