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La ultraderecha gana las elecciones en Chile y habrá segunda vuelta con la izquierda

José Kast y Gabriel Boric desplazaron a los partidos tradicionales y competirán en la segunda vuelta del 19 de diciembre. Un empresario antipolítica que vive en Estados Unidos terminó tercero y será clave.

El candidato de la ultraderecha, José Kast, fue el más votado en la primera vuelta electoral en Chile con 28 por ciento de los votos seguido postulante de la izquierda, Gabriel Boric, con 25 por ciento.

Ambos tendrán que dirimir la presidencia en la segunda vuelta del 19 de diciembre y deberán iniciar conversaciones con las fuerzas que no ingresaron al balotaje. En ese sentido, el candidato del oficialismo Sebastián Sichel que quedó relegado en el cuarto lugar con apenas el 12 por ciento, ya se ofreció a acordar con Kast para evitar «un triunfo de la extrema izquierda». 

El triunfo de Kast es un revés para el Frente Amplio dado que siempre contempló que Boric terminaría primero. Ahora la izquierda deberá acordar con Yasna Provoste, de la ex Concertación, que terminó quinta con el 11,9 por cieto y con Marco Enrique Ominami que logró un sorpresivo 7 por ciento.

Sebastián Sichel, candidato de la coalición de centroderecha que lidera el presidente Piñera, se apresuró a anunciar que buscará llegar a un acuerdo con Katz para la segunda vuelta, para evitar «un triunfo de la extrema izquierda».

Provoste confirmó el apoyo a Boric  frente al «fascismo de Kast» pero aclaró que serán oposición a su eventual gobierno y aprovechó para facturarles la posición neutral del Frente Amplio en los comicios de 2017 que facilitaron el triunfo de Piñera. «Nosotros no hacemos lo que no nos gustan que nos hagan», reprochó.

La gran incógnita es Franco Parisi del Partido de la Gente, un ingeniero que hizo campaña desde Estados Unidos y tiene acusaciones por estafa. Su candidatura se basó en la redes sociales y potenció un exitoso discurso antipolítca que le permitió recibir el 13 por ciento de los sufragios logrando un tercer lugar.

El crecimiento de Kast de los últimos meses se produjo por el corrimiento al centro de Sichel pero especialmente por el discurso de orden frente a la violencia mapuche en el sur y la crisis migratoria. 

El mayor volumen de votos para la ultraderecha vino de regiones del interior chileno mientras que Boric se hizo fuerte en la región metropolitana de Santiago. 

El Chile violento tiene que acabar, va acabar y que nadie se confunda. La única opción que combatirá el terrorismo y nos devolverá el orden y la paz, es esta candidatura.

Tras conocerse los resultados, Kast habló ante una multitud en las inmediaciones del pintorezco cerro Santa Lucía en Las Condes, bastión histórico de la derecha en donde Kast obtuvo el 45 por ciento de los votos. Allí dijo que «estamos aquí en representación de millones de chilenos que levantan la bandera de la libertad». «Vamos a construir una mayoría en el Parlamento para lograr el orden, la paz y la tranquilidad», agregó mientras sus seguidores gritaban «el que no salta es comunista».

Además, prometió combatir la delincuencia, la corrupción y el terrorismo, en relación a la violencia que se vive en la Araucanía, en donde Kast derrotó a Boric por 30 puntos. «El Chile violento tiene que acabar, va acabar y que nadie se confunda. La única opción que combatirá el terrorismo y nos devolverá el orden y la paz, es esta candidatura», añadió.

En el tramo final de su discurso anticipó el clima de polarización que se vivirá en la campaña electoral que viene y acusó a Boric y el Partido Comunista de «pactar con el terrorismo y querer indultar a los vándalos». «El 19 de diciembre elegimos entre Democracia o Comunismo», finalizó.

Por su parte, Boric habló ante sus militantes en la comuna de Providencia en una estructura montada para alojar a cientos de militantes de Apruebo Dignidad con banderas y parte del aparato que se movilizó para la campaña. Lo que estaba preparado para una fiesta terminó opacada por un segundo puesto que no estaba en los planes y le sacó mística al encuentro, a pesar del esfuerzo de los dirigentes por querer levantar el ánimo.

En el discurso pidió «trabajar sin descanso para convocar a los que no nos votaron. No caigamos en ningún ninguneo con los que votaron otras opciones». «Para ganar en la segunda vuelta hay que ser humildes y receptivos y no altaneros y arrogantes», señaló y tendió puentes para construir unidad con Provoste, Ominami y Artes y dijo «querer hablar con los votantes de Parisi», el excéntrico empresario que se candidateó desde Estados Unidos.

El gobierno de Piñera miró el proceso a la distancia, con la certeza de que su candidato no contaba con chances y cumplió el rol de organizador de una fiesta de la que se terminó yendo temprano.

«El 19 avanzamos a un Chile inclusive o seguimos en la lógica del rechazo por la que se levantó el pueblo hace dos años. Vamos a defender a la Convención Constituyente», aseguró y culminó  «no salimos a las calles para que al final del día se terminen persiguiendo las ideas de quienes piensan distintos, como propone el candidato del frente».

Antes de los vencedores habló Sebastián Piñera desde el patio del Palacio de la Moneda en donde se limitó a felicitar a los candidatos que pasaron al balotaje y sugirió dejar atrás «el populismo, la confrontación y la violencia». El Gobierno miró el proceso a la distancia, con la certeza de que su candidato no contaba con chances y cumplió el rol de organizador de una fiesta de la que se terminó yendo temprano.

Sea quien sea que gane el balotaje, tanto Kast como Boric no tendrán mayorías propias y van a lidiar con un Congreso fragmentado en el que serán necesarios los acuerdos para impulsar reformas.  El bloque de derecha logró el tercio de los diputados y la mitad de los Senadores mientras que las fuerzas progresistas tienen la obligación de sumar voluntades e intentar un acercamientos con los legisladores independientes.   

El bloque de derecha logró el tercio de los diputados y la mitad de los Senadores mientras que las fuerzas progresistas tienen la obligación de sumar voluntades e intentar un acercamientos con los legisladores independientes.

La participación tampoco fue lo esperado. Si bien es mayor que las elecciones para constituyentes, gobernadores y alcaldes, el 45 por ciento que se acercaron a las urnas no era lo que se percibía durante la calurosa jornada de domingo en Santiago, donde las filas para votar llegaron a contar cinco cuadras. Una imagen que hizo entusiasmar a muchos con superar el 50 por ciento de participación pero que terminó siendo más un asunto de logística.

La revuelta del 18 de octubre de 2019 fue el otro gran actor de la elección. Está presente no sólo en los discursos, sino en una ciudad que parece haberse congelado en ese momento álgido. Las pintadas, el mobiliario roto y el desorden, permanecen en el centro de una ciudad que se enorgullecía de su limpieza y orden. Acaso alimentando la idea de la necesidad de orden que le permitió a Kast crecer. «Los chilenos no estamos acostumbrados a la confrontación. Queremos volver a estar tranquilos», reflexionaron algunos de los votantes que esperaban votar en el Instituto Carmela Carvajal de Providencia.

La segunda vuelta pondrá en debate el sinuoso camino de transformación que abrieron en Chile las históricas movilizaciones del 2019. Boric buscará representarlo y Kast neutralizarlo. En el camino quedaron las dos grandes coaliciones de centro que gobernaron Chile en los últimos treinta años y este domingo pasaron a ser espectadores menores de la pelea por el poder.

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