San Juan

Planes sociales: el feroz «cáncer» que se come la dignidad y fabrica pobres sin parar

Tras el escándalo protagonizado por el piquetero Abel Peralta, quien admitió que "el único trabajo para justificar el cobro de un plan social es cortar calles" ningún organismo se hizo eco de semejante declaración.

La palabra que atemoriza por estas horas a los zares de los planes sociales es el re empadronamiento. Es que en cuestión de meses amasan millones de pesos de manera «legal» y se quedan, sin ningún tipo de oposición, con el dinero que supuestamente el Estado Nacional dispone para paliar el hambre de los pobres.

Nadie actúa y es un secreto a voces. Pero después del audio que Estación Claridad dejó conocer por pedido de integrantes del Movimiento Teresa Rodríguez que desistieron, por temor, a hacer declaraciones, la mecánica terminó por desnudarse descaradamente y el encargado de dejarlo saber fue Abel Peralta, piquetero del movimiento social en cuestión.

Y porqué el temor al re empadronamiento de los planes sociales. Hace aproximadamente un mes, los beneficiarios del «Plan Potenciar» tuvieron la posibilidad de elegir libremente a través de una página web, la unidad ejecutora para poder hacerse del dinero del plan social. Una de las posibilidades de Unidad Ejecutora fue el Ministerio de Desarrollo Humano y Promoción Social de la provincia. La mayoría de los beneficiarios de ese plan ya no tienen que estar bajo el control de los líderes piqueteros que se llevan su parte aplicando el terror y la amenaza de «bajarles el plan».

También existen los pobres dignos. Aquellos que trabajan para ellos y sus familias. La calle los visibiliza claramente como es el caso de José Olmos de 42 años de edad y de profesión cartonero. «En el día me hago unos 2 mil pesos juntando cartones» cuenta a Estación Claridad. 

José, el cartonero (zapatillas blancas) y Rodrigo Colf, florero, charlan en la esquina de Mendoza y Rivadavia, Capital.

En una de sus paradas céntricas, José detiene su marcha y conversa con Rodrigo Colf de 31 años de edad, el florero de calle Mendoza y Rivadavia. Rodrigo hace por día en dinero y en una buena jornada de trabajo lo mismo que José, unos dos mil pesos con algo de suerte también. Ninguno recibe un plan social porque ya saben la movida y dicen «la mía es mía, corta la bocha» sentencian.

La carga de José tiene una paga de unos 2 mil pesos.

Claro, ambos deciden trabajar y tienen las mismas aptitudes de los que cortan calles y dicen que no hay laburo. José y Rodrigo le aclaran al periodista que los entrevista que «no cortamos calles porque el cartón que no junta uno lo junta y vende otro y clavel que no vendo lo vende otro».

Un vendedor ambulante del microcentro se suma a la charla de José y Rodrigo.

Millonarios sin mover un dedo

De todas maneras seguimos en condiciones de afirmar que los líderes piqueteros de San Juan se convirtieron en generosos asalariados de los pobres a manos de cualquiera sea la ideología del gobierno de turno.

La mayoría de esos «beneficios» viene de Nación en forma de transferencias bancarias por nóminas que los movimientos sociales locales pasan al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y al Ministerio de Trabajo de la Nación.

También afirmamos que los pobres son quienes hacen millonarios a los líderes piqueteros dejándoles a estos zares de la «lucha social» una porción del Plan Social que cobran mes a mes. La dádiva promedio ronda entre los 2 mil y 3 mil pesos que cobran en efectivo y sin moverse de casa. Hagamos las cuentas. Por beneficio social de 10 mil pesos, la mayoría de los beneficiarios están casi obligados a entregar 2 mil pesos, lo que garantiza al extorsionador una renta de 400 mil pesos por mes, unos 4,8 millones de pesos en un año.

Y es así. Este diario constató más de una vez el cobro de planes sociales a manos de personas que poseían más de una tarjeta de débito en diferentes entidades bancarias de la provincia.

El trámite es simple. El beneficiario del Plan Social no cobra en la mayoría de los casos el dinero que se le asigna a su cuenta bancaria.

Por el contrario, el pobre entrega su tarjeta y PIN a un ladero del líder piquetero quien se encarga de hacer las rondas de cobro y luego el traslado de los dineros acumulados. Quien se niegue, automáticamente se queda sin el plan, advertencia que el mismo Abel Peralta se encargó de dejar saber en un audio de WhatsApp que este diario reflejó esta semana.

En este sentido la Policía de San Juan detuvo recientemente a dos masculinos que se hicieron de casi 100 mil pesos en efectivo con al menos dos tarjetas de débito que tenían acreditados montos acumulados de varios meses de planes sociales.

Pero como dice la canción, «todo sigue igual». Incluso el propio intendente de 9 de Julio Gustavo Nuñez, quien esta semana fue blanco de protestas del Movimiento Teresa Rodríguez, dijo abiertamente que «la intención de Peralta es incrementar el volumen de planes sociales que recibe». 

La extorsión avanza con el cómplice que genera el cáncer más grande de la sociedad Argentina, el Estado Nacional. El relato oficial se planta en afirmar que los planes sociales ayudan a paliar el hambre de los pobres. Pero la realidad de los indicadores oficiales marcan otro escenario. Cada vez más pobres y cada vez más ricos sin trabajar.  

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