San Juan

El niño que puede nacer dos veces

La situación de un padre de 41 años que quiere que nazca el hijo concebido en el vientre de su ex esposa, abre una página que coloca al sistema legal en el incómodo sitio de la incoherencia y la parcialidad. Sucede que la mujer, a diez o quince días de conocer el resultado del análisis, expresó el deseo de abortar al bebé acogiéndose a la recientemente sancionada Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo,  aún sabiendo que el copartícipe de la concepción, o sea su ex esposo y protagonista del reclamo, le pidió que continúe el proceso de gestación. Una vez nacida la criatura, el papá se hará cargo de esa nueva vida y la mujer, podrá continuar con la suya. La ley no ampara ni menciona en momento alguno, el deseo del padre y unifica la decisión de practicar el aborto sólo en la figura de la mujer. 

El reclamo de Franco (el padre) vio la luz el miércoles pasado en nuestro programa «Con Alma y Vida» en una nota que desnudó esta tremenda desigualdad ante la ley. Al día siguiente trascendieron rumores que decían que el bebé ya habría sido abortado, pero nadie pudo confirmar nada al respecto. Por eso Franco decidió reforzar el reclamo y dio la cara en nuestro espacio televisivo «Pensar San Juan», dijo su verdad y  mostró que está dispuesto a jugarse entero por la vida de su hijo. No juzga ni agrede a su ex esposa, no quiere involucrar a nadie más, no persigue intereses económicos, no se victimiza, no hace de su caso un show, y a pesar del duro trance que está viviendo no polemiza ni siquiera con esta ley berreta que lo ata de pies y manos.  Sólo quiere salvar a su bebé y criarlo con el amor de un padre sabiendo que su deseo es su única herramienta. Claro que su abogada ha presentado una Medida Cautelar, y que debió intervenir el Primer Juzgado de Familia a cargo de la Dra Marianela López, pero se declaró incompetente por lo cual el caso desemboca en el Juzgado Civil N°11 a cargo de la Dra Amanda Díaz quien deberá definir si se hace cargo o no. En medio de las marañas judiciales tan comunes del viciado sistema, hay una criatura que espera saber si éstas personas que no conoce ni lo conocen, lo van a dejar nacer. 

Si la gestante ha tomado la decisión o no, es un dilema. La ley también blinda y protege la «información» de Salud Pública al tratarse de una acción privada. Imposible saber si en el Hospital ya actuaron o no. Menos posible será saber si se hizo en forma clandestina. La gran ausente en éste cuadro es justamente la madre, quien no ha salido a fundamentar sus intenciones ni a confirmar si el niño vive o ya le aplicó la IVE. 

El caso de Franco desnuda todo. Caen los Slogans (Mi cuerpo, mi decisión entre tantos), muestra que lo que hay en un vientre es un ser sujeto a derecho (vulnerados e ignorados), que la Justicia tiene tiempos muy especiales que jamás coinciden con la vida de la gente y que lavarse las manos ahora se llama «incompetencia». También deja en evidencia la graciosa laxitud de los argumentos defensores de la IVE, respaldados en afirmar que «terminar de gestar la criatura y parirla sería someter a la madre a una tortura», como si el cargo de conciencia por matarlo no fuera mayor. 

Y por último, por acá trasunta la  verdadera encrucijada de éste niño que crece en una panza. Nacerá dos veces: Cuando sepamos si aún vive, y luego cuando descanse en brazos de su padre.  Por la otra vereda van las opciones de la IVE que son inapelables y para siempre. La justicia actuará si hay tiempo y veremos de qué lado está.

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