Marcelo Tinelli cree que es el momento de ir por todo y quedarse con el control de la AFA. El conductor, que maneja la Liga Profesional de Fútbol, está enfrentado con Claudio «Chiqui» Tapia y busca respaldos entre los clubes para intentar desplazarlo.
La relación entre Tapia y Tinelli pasa por su peor momento, como en aquellos días tormentosos que terminaron con el 38 a 38. La diferencia es que ahora son una especie de «socios» en el doble comando de la AFA. Ese doble comando fue el que intentaron desarmar con la eliminación de la Superliga, pero no hicieron más que cambiarle el nombre. La fallida ruptura del contrato con Disney y la negociación ahora con Turner por la cesión de partidos para televisar gratis agudizaron la pelea entre Tapia y Tinelli, al tiempo que en la Casa Rosada empezaron a molestarse con el presidente de la AFA. En ese contexto el presidente de San Lorenzo vio la oportunidad y empezó a tantear la situación entre sus colegas para intentar un cambio en la presidencia de la AFA. Tinelli repite que su momento es ahora y que si no es este año difícilmente pueda llegar al sillón de la calle Viamonte. Alberto Fernández no tiene una buena imagen del presidente de la AFA y tampoco estaría satisfecho por su poco aporte para que las empresas cedan los partidos para televisar gratis
El problema es que el año pasado Tapia apuró los tiempos y se aseguró la reelección hasta octubre de 2025, en una maniobra que tuvo el apoyo de todos los presidentes incluido Tinelli. Para desplazar al presidente se necesita una mayoría muy grande (dos tercios de la asamblea extraordinaria) y se trata de una jugada demasiado arriesgada para los clubes, siempre dependientes de la AFA.
En sus diálogos con otros presidentes, Tinelli dice tener el apoyo de la Casa Rosada para ir contra Tapia. Alberto Fernández no tiene una buena imagen del presidente de la AFA y tampoco estaría satisfecho por su poco aporte para que las empresas cedan los partidos para televisar gra El creador de esa mala imagen de Tapia que tiene Alberto es Cristian Malaspina, el presidente de Argentinos Juniors, quien se encargó de llevarle al mandatario todas las sospechas sobre el Chiqui. Viajes pagados por AFA, contrataciones extrañas y convenios sospechosos con el polémico representante Christian Bragarnik llegaron a oídos de Fernández.
Malaspina fantasea con armar un bloque albertista para conducir la AFA, una idea que también tiene en la cabeza el ministro de Deportes, Matías Lammens. Otro hombre de Alberto que trabaja en ese sentido es el jefe del bloque de legisladores porteños, Claudio Ferreño, con pasado como directivo de Platense. A ese grupo aspiran a sumar a Marcelo Achile, el presidente de Defensores de Belgrano y de la Primera Nacional, y a Pablo Bianchini, el presidente de Platense y cercano a Ferreño. Ambos son aliados muy cercanos a Tapia. Como en casi todas las jugadas del Gobierno, un actor que también juega sus fichas es Sergio Massa, que incide en las discusiones vinculadas a la AFA a través de los presidentes de Tigre, su mano derecha Ezequiel Melaraña, y de Lanús, Nicolás Russo. El ex legislador bonaerense también es muy cercano al Chiqui. Massa también tiene una relación muy aceitada con el presidente de Boca, Jorge Amor Ameal.
