
Angualasto, un oasis lleno de tesoros arqueológicos que siguen saliendo a la luz
Gendarmería Nacional encontró en el sitio conocido como La Aldea, varias piedras “conanas”, que según los expertos eran usadas por los pueblos originarios que habitaron el lugar en el año 1200
No es exagerado decir que en Angualasto, los tesoros arqueológicos están al alcance de la mano. Tanto así que durante décadas fue el sitio elegido por los saqueadores que luego vendían esos hallazgos en el mercado negro de la arqueología.
El lugar estuvo desprotegido por años. Hoy, sus pobladores y las autoridades, lo custodian con mayor tesón. Esto hizo que recientemente, personal de Gendarmería Sección Angualasto, al realizar un patrullaje, encontrara varias piedras “conanas”, que, según los expertos, eran utilizadas por los antiguos habitantes de la zona. Inmediatamente se le dio aviso al personal de Patrimonio de la provincia y a la Municipalidad de Iglesia. También estuvo en el lugar, especialistas del Instituto de Investigaciones Arqueológicas Profesor Mariano Gambier, que depende de la UNSJ. En total fueron siete conanas las encontradas. Las piedras conanas son especies de morteros que utilizaban quienes habitaron el lugar alrededor del 1200.
Angualasto está al margen del Río Blanco, a unos 40 kilómetros de Rodeo, Iglesia. A poca distancia del poblado se encuentra el yacimiento arqueológico de Angualasto, que fue declarado Lugar Histórico Nacional, y la aldea arqueológica fue declarada Monumento Histórico Nacional. Hoy el poblado está conformado por 303 habitantes, según el último censo nacional.
El yacimiento arqueológico se encuentra adyacente al camino a Colangüil, a 1.700 metros sobre el nivel del mar y posee una extensión de 230 hectáreas. En el lugar hay evidencias arqueológicas tales como restos de viviendas de los grupos éticos prehispánicos y no incaicos. También hay restos de corrales, de obras hidráulicas e incluso de tumbas. A esto se suman las piezas de alfarería usadas por los antiguos habitantes.
Muchas de estas piezas fueron recuperadas en las campañas que hizo durante 1978 el arqueólogo Mariano Gambier.
Dentro de este yacimiento se encuentra la llamada La Aldea, que refleja el dominio de una cultura conectada con el noroeste argentino. Allí hay evidencias de las casas semisubterráneas, usadas por los grupos del Valle de Calingasta. En este lugar no hay evidencia de presencia incaica, lo que acentúa el carácter no foráneo de la expresión urbana no hispánica.
En el Yacimiento también se encuentran las tumbas de la cultura Aguada (700 al 1000) y Punta de Barro (50 al 280). En ese lugar hay vestigios de lo que era una avenida principal. Esa aldea era el punto neurálgico de la cultura Angualasto en San Juan, que mantenía relaciones comerciales con pobladores de los territorios donde hoy están Catamarca y La Rioja.