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Soda Stereo inició su gira con un concierto cargado de nostalgia

"Gracias totales" debutó en Bogotá ante unos 30 mil espectadores que vibraron con algunos de los clásicos de la banda que lideró Gustavo Cerati.

Una ausencia siempre presente (así lo dijeron sus compañeros). Y fue tan fuerte que cuando apareció dejó a todo El Campín mudo. El principio del show «Gracias Totales» fue conmovedor y demoledor en partes iguales. Emocionó porque arrancó con imágenes inéditas de los tres integrantes de la banda, muy jóvenes y divirtiéndose. Impactó porque luego empezó la música con Gustavo Cerati cantando «Sobredosis de TV» en las pantallas gigantes. Ahí quedó claro que no sería un recital común y corriente, sino que todo fue más allá en una experiencia multimedia que recorrió la obra del grupo de rock más importante de la historia de Latinoamérica.

Desde el minuto cero la duda quedó despejada: no importó si el cantante estaba presente o no. La magnitud de lo que pasaba hizo que eso fuera casi una anécdota. El segundo tema del show fue «Hombre al agua», en la voz de un preciso Richard Coleman. Luego, llegó el turno de León Larregui, líder de Zoe. Al terminar «Disco eterno», dijo emocionado: «Gracias Soda Stereo, mi banda favorita del universo». Secundados por Roly Ureta y Simón Bosio (en guitarras) y el Zorrito Fabián Von Quintiero, Charly y Zeta se mostraron intactos.

La cuarta canción tuvo a Álvaro Henríquez (uno de los compositores más influyentes de Chile) en las pantallas. Interpretó una sólida versión de «El rito». Después, llegó una verdadera bomba que sacudió al público (muchos de ellos con barbijos, por el coronavirus): Rubén Albarrán llenó de electricidad el estadio con «Lo que sangra (la cúpula)».

Otra vez en forma virtual, Julieta Venegas conmovió con «Signos», con una puesta en escena brillante. Walas dejó claro que entendió todo en su versión de «Juego de seducción», llenando los casi 400 metros cuadrados de las pantallas con onda y glamour. De la misma forma, Benito Cerati plasmó «Zoom», con imágenes que remitieron al clásico videoclip de la banda, con parejas besándose, esta vez resignificado en un grito de apoyo a las libertades sexuales.

Adrián Dárgelos merece un párrafo aparte: se adueñó por completo del escenario en «Trátame suavemente», demostrando que es uno de los mejores frontmans del rock nacional. «Por una eternidad juntos», gritó al cerrar a modo de despedida.

Más tarde, la figura hipnótica de Cerati volvió al recinto en «La ciudad de la furia». Imposible fijar los ojos en otro lado. Luego, Draco Rosa llenó el escenario con su poder, oficio y presencia al cantar «En remolinos». Andrea Echeverri (colombiana líder de Aterciopelados) se encargó de «Pasos». Y Gustavo Santaolalla imprimió su sello en «Cuando pase el temblor». «Fue» tuvo a los tres Soda solos. Charly, Zeta y Gustavo. La esencia del rock latino sobre el escenario.

Para el final, una de las mejores interpretaciones: Mon Laferte demostró que es una de las figuras más importantes de la actualidad. Con presencia cantó «Un millón de años luz», sin extravagancias y armada de su voz y su carisma. Fer Ruiz Díaz, con «Persiana Américana», y Juanes, en «Prófugos», llenaron las pantallas y dejaron la vara alta para cuando les toque estar en vivo.

La gente explotó en las últimas dos: los tres Sodas hicieron «Primavera cero» y sacudieron las 30 mil almas que llenaron el estadio. Y el broche de oro fue Chris Martin poniéndole la voz a «De música ligera». Fueron 100 minutos que estuvieron a la altura de la carrera del grupo. Ahora, queda una amplia gira por Latinoamérica antes de llegar a Buenos Aires, el 21 y 22 de Marzo. Los haters que criticaron sin ver el espectáculo la tienen difícil. «Gracias totales»  le hizo justicia a la magnitud de Soda Stereo. ​

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