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El nuevo documental de Los Beatles ya tiene fecha de estreno

Dirigido por Peter Jackson, rescatará material inédito de las sesiones de grabación del disco Let It Be.

El documental The Beatles: Get Back, sobre las míticas y caóticas sesiones del disco Let It Be, ya tiene fecha de estreno. La banda comunicó que la película, dirigida por Peter Jackson, llegará a los cines el 4 de septiembre y que cambiará la visión que los fanáticos tienen de las sesiones del último álbum de la banda más grande de la historia.

El director de la saga El Señor de los Anillos viene trabajando en el proyecto desde hace más de un año, compilando material a partir de más de 55 horas de cintas, filmadas por Michael Lindsay-Hogg en 1969, y 140 horas de grabaciones de audio casi nunca escuchadas, que fueron mezcladas por Giles Martin, hijo del productor George Martin y encargado de las remasterizaciones de la discografía beatle.

«Trabajar en este proyecto ha sido un descubrimiento alegre. He tenido el privilegio de ser una mosca en la pared mientras la banda más grande de todos los tiempos trabaja, toca y crea obras maestra», comentó Jackson en un comunicado de prensa.

Por su parte, Paul McCartney contó que está muy contento con el lanzamiento: «Peter haya profundizado en nuestros archivos para hacer una película que muestre la verdad sobre la grabación de The Beatles juntos». Ringo Starr también se mostró emocionado por poder disfrutar del resultado final: «Hubo horas y horas de nosotros riéndonos y tocando música, para nada como la versión que se vio».

El documental original de Let It Be fue filmado durante enero de 1969 y lanzado en mayo de 1970, apenas semanas después de conocerse la noticia de la separación del grupo. La película mostró, de manera descarnada, el ocaso de los Beatles, con peleas, fricciones y poca inspiración musical.

El final de la película estaba destinado al último concierto del grupo, que tras meses de discusiones llegó a realizarse en la terraza de Apple, el sello que el grupo había montado años atrás para escaparse del desastre financiero en el que estaban inmersos. Pese a la controversia, ganó el premio Oscar a la «Mejor Adaptación Musical».

 

La grabación de Let It Be y el concierto en la terraza

Tras meses de desgaste interno, a casi tres años de su último show en vivo, y con la necesidad de terminar el desastre fílmico en el que se había convertido Let It Be, la banda decidió subirse a un escenario por última vez. Y después de haber descartado una gira, un show en un anfiteatro y hasta en un transatlántico, llegaron a tocar en la terraza de Apple. Y fue histórico, como casi cada paso de su carrera.

En noviembre habían lanzado The Beatles –más conocido como el Álbum blanco-, un disco que había terminado por descomponer la dinámica del grupo, dejándolo al borde de la separación. Volver al estudio a poco menos de tres meses de ese experimento doble, hermoso y en el que expusieron todas sus miserias, parecía poco atractivo.

Las sesiones del disco comenzaron lejos de casa. Se mudaron de Abbey Road, donde habían grabado casi la totalidad de su discografía, a los estudios Twickenham, un gran galpón, frío, despojado de alma, en el que la banda montó los ensayos y el set de filmación de la película que documentaría, tras años de mitos, la composición de un álbum Beatle y los ensayos preparativos al concierto final.

El resultado fue caótico desde el principio. Acostumbrado a las largas sesiones nocturnas de Abbey Road, cumplir los horarios de la industria cinematográfica implicaba levantarse temprano y trabajar con horarios fijos. Los primeros ensayos fueron horribles. La banda sonaba desajustada.

Los años de experimentación en el estudio habían hecho mella en lo que solía ser una aceitada máquina de rockear. McCartney luchaba por ejercer su poder blando por sobre el resto de la banda. Se mostraba interesado pero sucumbía ante la presión de presentarse como el pibe bueno frente a cámaras y querer mantener el control de las canciones.

George Harrison, otrora beatle silencioso, había florecido como compositor y se enfrentaba con furia a las indicaciones que Paul McCartney le daba. “Tocó lo que vos quieras y si no querés, no toco nada”, le dijo frente a todo el equipo, antes de abandonar el estudio.

La tensión aumentaría hasta llegar a su pico el 10 de enero –apenas ocho días después de comenzado el proyecto- cuando Harrison y John Lennon terminaron a los empujones tras una discusión“Nos vemos por los clubes”, espetó Harrison antes de abandonar la banda.

El guitarrista arregló su reincorporación para terminar el proyecto con una condición rotunda: abandonar la idea de tocar en vivo para un público. Además, sumó al tecladista Billy Preston para alivianar las tensiones durante la grabación. Esa movida había funcionado en el pasado, cuando Eric Clapton sumó su guitarra a While My Guitar Gently Weeps para evitar que la canción quedara fuera del Álbum blanco. Tras pocos días de trabajo, las cintas quedaron archivadas.

El 30 de enero de 1969 fue un día particularmente frío en Londres. Los Beatles subieron a la terraza y, como si el tiempo alejado de los escenario y la distancia afectiva no importara, completaron un set con cinco de las nuevas canciones disfrutando de lo que –ellos sabían- sería su último recital.

Al terminar la lista y ante la demanda policial de cortar el sonido, Lennon le habló desde lejos al micrófono: “Les quiero dar las gracias en nombre de la banda y espero que hayamos pasado la audición”. Esas palabras se convirtieron, meses más tarde, en el perfecto epitafio de la carrera de Los Beatles.

 

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