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Apareció muerto en el río y apuntan a la seguridad de un boliche

Carlos Orellano salió a bailar y dos días después apreció muerto en el Paraná.

Fueron a Ming River House, un boliche en La Fluvial. Tenía 23 años, le decían Bocacha o Carlitos y trabajaba en la empresa de electrodomésticos Liliana. El lunes ya era el mediodía y su mamá María estaba intranquila porque Carlitos no había vuelto a su casa de Empalme Graneros.

La mujer esperó que su pareja Edgardo volviera de la isla y le dijo que tenían que hacer la denuncia. Ahí empezó su cruzada para encontrarlo hasta el miércoles pasadas las 14 cuando su cuerpo apareció en las aguas del río Paraná a unos 20 metros del boliche Ming River House. Este jueves, el intendente Pablo Javkin ordenó la clausura preventiva del local.

Una pareja de uniformados de la comisaría 2ª que estaban de adicional la noche que desapareció Carlos y una docena de empleados de seguridad fueron citados por la Fiscalía de Homicidios Dolosos. En representación de la familia está el abogado Salvador Vera y la Multisectorial Contra la Violencia Institucional para brindar no sólo apoyo sino herramientas para saber qué pasó con Carlos, en un caso que tiene todas las similitudes con la desaparición forzada de Gerardo “Pichón” Escobar.

El muchacho también tenía 23 y fue visto por última vez el 21 de agosto de 2015 cuando los patovicas lo sacaron del boliche la Tienda de Tucumán al 1100 y su cuerpo apareció a la semana en las aguas del río Paraná casi a la altura de La Fluvial.

Los padres de Carlitos y su hermana acompañados por amigos del Caribe Canalla, vecinos y compañeros de trabajo montaron en las primeras horas del martes una vigilia en el muelle 3 casi enfrente de una de las escaleras donde salen las lanchas de La Fluvial. Viralizaron la foto de Carlos por redes sociales donde se describía la ropa que llevaba esa noche y una sonrisa enorme. Edgardo y María no se movieron de esa zona. Tenían un dato que acrecentaba su angustia con el correr de las horas.

Ese dato lo conocieron cuando los papás de Carlos fueron a la comisaría 20ª de Empalme, les dijeron que tenían que hacer el pedido de paradero en la comisaría 2ª porque era jurisdicción del lugar donde fue visto por última vez. También les advirtieron que en esa seccional habían denunciado la caída de un joven en las aguas del Paraná.

María y su hija fueron a la 2ª y primero les dijeron que no tenían ninguna denuncia del personal policial de adicional que estaba en Ming River House. Se estaban volviendo y recibieron una llamada de la sumariante de la 20ª donde le corroboraba que estaba la denuncia. Volvieron a la 2ª y tras insistir hallaron la denuncia escrita en un papel y no en el libro de actas, por lo que no le habían dado curso.

En el papel, la uniformada denunciante dio cuenta que el lunes alrededor de las 5 estaba de adicional en la puerta de Ming River House cuando vio a un joven en la baranda. Dijo que volvió la mirada y cuando miró otra vez, se había caído. Así lo contó Edgardo para agregar que no creyó en esa versión porque desde donde estaba la uniformada no podía ver la zona del muelle 3 donde otros testigos dijeron que habían visto que el personal de Seguridad del boliche sacó a un muchacho, lo cercó contra la baranda que da al río y este cayó.

Esta misma uniformada, también había hecho la misma denuncia, a la misma hora al personal de la Prefectura. En un principio, la investigación estuvo a cargo de la fiscal Valeria Piazza Iglesias y para el mediodía del martes la noticia por su desaparición empezó a conocerse en los medios de comunicación. La fiscal ordenó secuestrar el libro de guardia de la comisaría 2ª en una investigación paralela a la desaparición de Carlos porque tampoco realizaron las medidas que había ordenado. Esta causa quedó a cargo de Gonzalo Fernández Bussy.

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