San Juan

Daniela ya puede mover sus brazos y piernas

Fue intervenida quirúrgicamente ayer por un equipo sobresaliente

El  sábado 17 de agosto, la vida de Daniela y su familia, dió un vuelco absoluto. Estaba por bajar a su beba de la parte trasera del auto, cuando de la nada y sin control, el conductor de un 504 blanco fuera de sí la atropelló arrastrándola varios metros. De allí en más todo se volvió una verdadera tragedia. Un hombre de apellido Caballero de 34 años siguió su camino como si nada hubiera sucedido dejándola tirada en medio de la calle, inconciente y muy malherida. Múltiples quebraduras y la desesperación de familiares y vecinos que no sabían qué había ocurrido realmente. Un video y la excelente labor investigativa de la policía, obligaron a Caballero a entregarse. Llorando y acongojado, fue su abogado Dávila Saffe, quien dijo que su cliente «no se dió cuenta» que atropelló a Daniela. Hoy por hoy, la justicia lo dejó libre.

El relato así resumido, no reflejará nunca lo que realmente vive una persona cuando de un momento a otro, todo se vuelve oscuro. Pero dicen, que al final de cada túnel, a veces se halla una luz. Uno a uno, los escollos fueron sorteados. La Obra Social que no daba el apoyo en un principio, finalmente dió respuesta. Los dadores de sangre aparecieron, abrió los ojos, respondió a estímulos, superó una neumonía para poder ser operada,.y finalmente ayer una intervención quirúrgica permitió ver un nuevo horizonte para Daniela Bilbao.

La operación se llevó a cabo en la Clínica El Castaño, desde las 8 de la mañana y terminó a las 14. Fue una fijación posterior de la columna cervical por fractura de dos vértebras. Los profesionales responsables, merecen un párrafo aparte. Quizás para ellos forme parte de una rutina y se encuentren con situaciones quizás más complejas en su diario trajín. Pero su labor le dió a Daniela lo que un conductor (presumiblemente ebrio) le quitó en un segundo: ESPERANZAS. Los neurocirujanos Ricardo Berjano,  Pablo Zuliani, Facundo Ortiz, el traumatólogo Rodrigo Pons y la instrumentadora del equipo Patricia Quevedo fueron los autores de la proeza. Una vez finalizada la operación, el éxito fue rotundo. Daniela pudo mover nuevamente sus brazos y piernas, la derecha con alguna dificultad por la fractura de cadera.

Y sigue el duro camino de esa mamá y su familia. Se la ve despierta y reactiva. Una luchadora que pone su alma para ganarle a todo lo malo que recibió de un mundo insensible. La irresponsabilidad y el desprecio por el otro. Las leyes y su garantismo para licuar responsabilidades de los que se hacen los desentendidos  y defienden lo indefendible. Mientras Daniela la pelea desde la cama de una clínica, el que la atropelló y la dejó casi muerta en plena  oscuridad, quizás esté brindando hasta emborracharse de nuevo festejando su libertad. 

Pero Daniela tiene ganas de vivir…y parece que está ganado la pulseada.

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