San Juan

Ludopatía: Cuando el juego es una adicción

Jugadores Anónimos es un grupo de autoayuda que se reúne desde septiembre del 2011 todos los martes y jueves en las parroquias de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Rosario de Andacollo.

La ludopatía o juego patológico  no es un vicio ni un pecado, es un problema psicológico que afecta muchos aspectos de la vida personal, familiar, laboral, social y económica de quienes la padecen. Para conocer un poco más sobre ella, visitaron los estudios de Estación Claridad dos luchadores que le dan batalla a esta enfermedad.

Marcelo y Willy llevan 10 y 5 años respectivamente sin visitar un casino.  Aclaran, una y otra vez, que no hay cura para esta enfermedad que alguna vez les arruinó la vida, sino que  sólo existe una recuperación y una lucha permanente contra la compulsión. 

“Yo comencé a los doce años. Desde muy chico fui a juegos clandestinos, dados, cartas, etc. La Ludopatía es una enfermedad no un vicio, la diferencia es que es una enfermedad de carácter emocional, no utilizamos sustancias pero no hay forma de poder controlar las ganas de ir a jugar. No necesariamente en la apuesta ganas, el jugador compulsivo ya es un perdedor. No jugamos por querer tener más dineros, solo jugamos porque queremos estar en la mesa de juego”. Dice Marcelo.

Ambos consideran que es muy difícil luchar contra esta enfermedad. La abstinencia es minuto a minuto porque la necesidad de jugar se despierta en cualquier momento.

Willy agradece y relata con un dejo de emoción su vivencia personal : “mi mujer fue quien me ayudó a encontrarle solución a mi adicción. En mi hogar ya las cosas no funcionaban de ninguna manera, es difícil para mí enfrentar todo el daño que le causé a mis seres queridos. Uno no se da cuenta de lo que está haciendo. Nosotros nos convertimos en profesionales de la mentira, nos ponemos irritables y hasta violentos con tal de zafar del momento y volver a estar en una sala de juego”.

Aunque aclaran que el jugador compulsivo no tiene conciencia de lo que hace: “sólo te interesa jugar, yo llegué a vender un auto y en tres horas perder todo y no tener ni siquiera para el colectivo”, dice Marcelo. Por su parte Willy agrega: “Yo le jugué el negocio a un amigo, lo mandé de vacaciones y jugué su negocio. En esta enfermedad te jugás varios amigos, familia y por supuesto todo lo económico”.

Hoy organizan reuniones todos los martes y jueves en la donde reciben a los que llegan por primera vez y apoyan a los que están todavía en la lucha. Sus teléfonos están abiertos las 24 horas del día a la espera de que un hermano, como se llaman entre ellos, necesite una palabra de aliento para seguir alejados del juego o sufra una recaída y tenga que ser rescatado.

El Dato

Jugadores Anónimos organiza sus reuniones todos los martes en la Parroquia de la Santísima Trinidad (Gral. Mariano Acha 1211 Sur – Capital) a partir de las 21, mientras que los días jueves la cita es en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Andacollo (Mendoza 1640 Norte -Chimbas).

Además hay una “Línea de Vida – Jugadores Anónimos”,  2645437582, abierta las 24 horas para todos aquellos que necesiten ayuda

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