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“Todo se perdió”: La escasez de combustible paraliza la agricultura en Venezuela

La falta de gasolina está llevando al borde del colapso a la industria agrícola venezolana y amenaza con más hambre y malnutrición.

Productores calculan que el área plantada con los principales cultivos del país, maíz y arroz, se reducirá un 50 por ciento este año.

Guiando un par de bueyes, arrastraba un arado de madera sobre su tierra y dejaba al descubierto miles de zanahorias marchitas. Los camiones que recogerían su cosecha nunca llegaron, dijo el agricultor, Joandry Santiago, señalando los vegetales dañados que le costaron meses de trabajo perdido.

La escasez de combustible ha paralizado al país desde mayo y está llevando al borde del colapso a la industria agrícola en una Nación donde casi la mitad de la población come menos de tres veces al día.

Venezuela es una nación rica en petróleo, pero años de malos manejos y corrupción en la industria petrolera, empeorados por sanciones estadounidenses, han secado las bombas de gasolina en un momento crítico. Primero, la escasez evitó que agricultores como Santiago llevaran sus productos al mercado. Ahora está dificultándoles sembrar nuevos cultivos.

The New York Times entrevistó a decenas de agricultores venezolanos. Casi todos disminuyeron su área de cultivo este año y algunos están dejando sus tierras en barbecho, medidas que probablemente reduzcan lo que queda del suministro de alimentos y lleven a más venezolanos a unirse a los aproximadamente cuatro millones que ya han huido del país.

La falta de combustible es la gota que derrama el vaso luego de seis años de crisis económica con el presidente Nicolás Maduro, cuyas políticas de control de precios, expropiaciones y malversación de fondos sancionada por el Estado han acabado con el sector privado del país. Su represión hacia opositores políticos y retórica socialista han desatado la ira del gobierno de Donald Trump, que ha impuesto sanciones paralizantes a altos funcionarios y sectores económicos clave.

Los agricultores dicen que han tratado de producir a pesar de la escasa materia prima, los controles de precio, la delincuencia, la inflación y una demanda que colapsa.

Los campos de arroz en el estado de Portuguesa, donde la falta de gasolina incapacitó esta cosecha que no puede esperar.

Ante los costos disparados de los alimentos, la mayoría de los venezolanos han reducido su consumo de vegetales y han optado por alimentos que obtienen como parte de las cajas de alimentos subsidiados por el gobierno. Credit Adriana Loureiro Fernández para The New York Times

El municipio de Pueblo Llano, donde vive Santiago, ubicado en la región de los Andes al occidente de Venezuela, ha representado alrededor del 60 por ciento de la producción total de papa y zanahoria de Venezuela. Pero la cosecha de este año solo es la mitad de la producción de 2018 debido a la escasez de gasolina y a otros problemas como la falta de semillas y fertilizante, según la cooperativa local de agricultores, La Trinidad.

El habitual entramado de campos verdes bien atendidos disminuye desde los márgenes de las imponentes montañas bañadas de sol de Pueblo Llano a medida que los agricultores se repliegan hacia la única gasolinera con la esperanza de obtener algo de ventaja. Los siete mil agricultores del pueblo tienen que arreglárselas con apenas una entrega de combustible de alrededor de 2000 galones a la semana.

La caída de Pueblo Llano se repite en todo el sector. En las vastas planicies más al este de Venezuela, la caña de azúcar se pudre a unos cuantos metros de un ingenio y los campos de arroz están estériles por primera vez en setenta años debido a que los granjeros no tienen combustible para transportar su producción a los centros de distribución ni semillas o fertilizante para plantar nuevos cultivos.

La principal asociación agrícola de Venezuela, Fedeagro, calcula que el área plantada con los principales cultivos del país, maíz y arroz, disminuirá alrededor de un 50 por ciento este año. Y la producción de azúcar en el principal estado productor, Portuguesa, cayó de 12 millones en 2018 a 5 millones de toneladas, según la asociación local de agricultores de caña de azúcar.

Maduro ha respondido a la crisis agrícola con la promesa en mayo de 35 millones de dólares en nuevos créditos para el sector, en un programa que según Fedeagro es dolorosamente pequeño y sus beneficios únicamente son para productores cercanos al gobierno.

La escasez de gasolina en el país con las más grandes reservas de petróleo es solo la más reciente manifestación de un colapso de servicios en el gobierno de Maduro, que ha dejado a millones sin suministros confiables de electricidad, agua y gas butano.

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