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Se presentó el informe final sobre la tragedia del ARA San Juan

El documento fue firmado el martes y habla de responsabilidades del ministro Oscar Aguad y ex cúpula de la Armada, encabezada por el almirante Marcelo Srur.

Tras un año de trabajo, la Comisión Bicameral Investigadora de la Desaparición del Submarino ARA San Juan firmó el martes el dictamen del informe final con las conclusiones sobre las causas y responsabilidades en la tragedia del submarino ARA San Juan, que en noviembre de 2017 naufragó en el Mar Argentino con 44 tripulantes a bordo.

Se esperaba que la firma del dictamen sucediera el jueves pasado durante la última reunión de la bicameral, pero al cabo de la misma se resolvió postergarlo hasta el próximo martes, y la cita será en el Salón de los Pasos Perdidos.

El informe final de la Comisión Bicameral abre con los nombres, apellidos y grado militar de cada uno de los tripulantes del submarino siniestrado y encontrado el 17 de noviembre de 2018 a más de 900 metros de profundidad.

Da cuenta de la participación que los mandos superiores de la Armada tuvieron durante las horas en que el comandante del submarino anunció que se había producido un incendio en el buque y las decisiones tomadas durante la emergencia y los días que le siguieron.

Hubo acuerdo entre los integrantes de los distintos bloques para que haya un dictamen único, aunque podría haber disidencias u observaciones de parte de algunos legisladores.

El texto expone las fallas técnicas y la falta de mantenimiento de la unidad, por lo que se espera que el documento complique a altos mandos de la Armada. En la lista se encuentran el exjefe de la fuerza naval, Marcelo Srur; el extitular de la Fuerza de Submarinos, Claudio Villamide y el exjefe de Adiestramiento y Alistamiento, Luis López Mazzeo.

«Evidentemente existió por parte de las autoridades navales una subestimación de la gravedad del incidente, situación que no permitió que aflorara un sano criterio de la necesidad de coordinar apoyo para el submarino siniestrado», afirmó en el documento.

La comisión, presidida por el senador fueguino José Ojeda, se reunió una media centenar de veces desde que se constituyó, y pudo recabar consideraciones e informes de una gran cantidad de actores convocados.

Además de Ojeda, integran el cuerpo los diputados Guillermo Montenegro (Pro), Guillermo Carmona, Nilda Garré (FpV), Alejandro Grandinetti (Consenso Federal), Pedro Miranda (Justicialista) y Luis Petri (UCR), y los senadores Esteban Bullrich (Pro), Inés Brizuela y Doria (UCR), Alfredo Luenzo (Chubut somos Todos), Anabel Fernández Sagasti (FpV) y Magdalena Odarda (RIO).

Además, la bicameral contó con un comité de expertos conformado por Pedro Leonardo Bassi, Marcelo Alberto Covelli, Jorge González, Gustavo Domingo Krasser y Alejandro Guillermo Maegli.

En otro fragmento se destaca la «interna» en la Marina al decir: «Las posiciones e internas y cuestionamiento de algunas decisiones entre la Jefatura de la Fuerza a cargo del Almirante Marcelo Srur y el Jefe del Comando de Adiestramiento y Alistamiento Contralmirante Luis López Mazzeo, llegaron a un punto tal que las decisiones que tomara el primero motivaron la presentación de retiros en forma colectiva, algo inédito desde la recuperación de la democracia hasta nuestros días en la Armada Argentina. Esto refleja una enorme falta de conducción y de subordinación».

Respecto de la responsabilidad que se la da al ministro de Defensa, Oscar Aguad, dice: «Se evidenció una falta de conducción ante la crisis, el ocultamiento de las circunstancias de la tragedia a los familiares de los tripulantes y a la opinión pública. El ministro de Defensa ha demostrado una grave irresponsabilidad funcional en las circunstancias que rodean a la tragedia durante la situación de emergencia y crisis provocada por la desaparición del submarino y especialmente en las instancias posteriores al cierre del caso SAR –búsqueda y rescate-. Las autoridades políticas se corrieron del centro de atención, dejando a la Armada al frente del manejo de la crisis, omitiendo la supervisión y control del manejo de las operaciones frente a aquélla, como también en la comunicación y relación con los familiares y la sociedad argentina».

En el caso del presidente Mauricio Macri, manifiesta: «Como jefe de Estado, el Presidente de la Nación, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, exhibió un bajo nivel de involucramiento con todo lo relacionado a la tragedia. Sostuvo en el cargo al ministro luego de los hechos y de su cuestionable desempeño. Las escasas oportunidades en las que apareció vinculado con la temática lo hizo en forma superficial, sin ejercer nunca su mando ni comando sobre la fuerza y muchas veces demostrando falta de empatía con los familiares de los tripulantes».

Siguiendo con la responsabilidad que Aguad tiene, explica que el ministro «se hallaba en conocimiento de los informes del estado de la flota en general, de la realización de las operaciones en particular. Ergo, no puede descartarse su responsabilidad política en el incidente en cuestión, dado su conocimiento específico».

«Sin dudas, la falta de presupuesto pone al marino ante la situación de elegir entre cumplir su misión pese a no contar con todas las garantías de los bienes que conduce, o permanecer en tierra. Eso lleva a una pobre evaluación de la ponderación del estado del material, los riesgos que se podrían presentar y la influencia de la vocación de navegar. Los largos períodos sin utilizar las naves por hallarse en reparación, dificultan la instrucción y saltean etapas de formación imprescindibles luego en los puestos de comando», habla el informe sobre la falta de inversión.

«Del análisis de este último aspecto –se hizo hincapié-, notamos que la mayoría del personal –naval- no ha contado en promedio y con la continuidad deseada en el nivel de adiestramiento mínimo indispensable para su actividad, a excepción del año 2017. Si bien en este último año la cantidad de días de navegación permitiría establecer el nivel de adiestramiento entre mínimo y aceptable, esto no suple de ninguna manera la falta de experiencia de las tripulaciones producto de muchos años sin alcanzar los niveles mínimos», señalaron los diputados y senadores.

A pesar de la existente falta de mantenimiento y la reparación de media vida realizada durante el gobierno anterior, no se puede afirmar que fueron por estos motivos que se produjo el hundimiento porque al ser hallados los restos del submarino se pudo observar que las soldaduras realizadas al casco «habían resistido».

Los peritos a cargo de la causa a cargo de Marta Yáñez establecerán lo sucedido con el ingreso de agua de mar al sector de baterías, que produjo un cortocircuito, un arco voltaico y un incendio producto de la concentración de hidrógeno. El informe realizó varias hipótesis.

El informe también deja asentado las contradicciones: «El almirante Srur, de manifestar que no hubiera permitido la salida del submarino si hubiese conocido su estado, pasó a referir que ARA San Juan se encontraba en condiciones de navegación, pero no ‘solo’ –es decir que debía hacerlo con naves de acompañamiento en superficie-. Esto implica un gran desconocimiento a priori, habida cuenta del lapso entre sus dos manifestaciones».

Los integrantes de la Bicameral puntualizaron: «Dicho almirante también afirmó que se había opuesto a que los submarinos participen en patrullas de pesca, sin embargo podía verificar perfectamente si se cumplía o no con su directiva. Amén de ello, refleja un gran desconocimiento sobre la utilización del Submarino, que ya había participado en operaciones de control de pesca ilegal en años anteriores, tarea prevista en la doctrina en vigencia».

El ex jefe de Estado Mayor de la Armada es duramente criticado porque «privó de manera deliberada a las autoridades civiles de una información de vital importancia para la correcta evaluación de la situación, como era el principio de incendio que había sufrido el submarino en un lugar extremadamente sensible como es el compartimento de baterías del buque» y se asegura que «en principio no tomó la situación en su verdadera dimensión ni adoptó las medidas congruentes con la misma. Asimismo durante el desarrollo del operativo de búsqueda reservó información trascendente y no condujo adecuadamente la relación con los familiares de los tripulantes. Mantuvo información sensible en su poder, impidiendo con esta actitud sugerencias de acción que ameritaban la adopción de distintos temperamentos y además se negó a comunicar a los familiares lo ocurrido desde el inicio».

El submarino realizó su última comunicación la mañana del 15 de noviembre y había sufrido un primer conato de incendio la noche anterior, por esa razón el 17, a las cinco de la madrugada, Chighizola se apersonó en el Edificio Libertad y solicitó la presencia de todo el Estado Mayor de la Armada. Fue en esa primera reunión de urgencia cuando los altos mandos retuvieron información sensible y obviaron hablar del incendio en el ARA San Juan.

Los parlamentarios en el documento final de la comisión Bicameral, manifestaron: «El máximo de esta situación se vio ratificada en la declaración testimonial del entonces Subjefe del Estado Mayor General, Vicealmirante Miguel Ángel Máscolo, quien ante una pregunta expresó que en las decisiones operativas de la Armada no se metía porque no era parte de su responsabilidad, a pesar que en esos momentos se encontraba a cargo de la Fuerza por ausencia del país del titular de esta».

OSCAR AGUAD, MINISTRO DE DEFENSA

«Han quedado en evidencia internas en el seno de la fuerza, mostrando una poderosa falta de cohesión e intereses personales sobre lo colectivo. Hemos presenciado a superiores que manifestaron desconocer el estado de la nave y otros, la gran mayoría, normalizar la asunción de riesgos de manera natural. Las internas mencionadas, llevaron incluso a desinteligencias en el manejo de la información que podía obtenerse durante el transcurso de los hechos, por canales oficiales o extra oficiales. Notamos que en algún caso se restó importancia a datos de inteligencia que poseían ciertos estamentos y que fueron desechados por la Jefatura de Estado Mayor General de la Armada. Se vio durante el transcurso de la presente investigación en algunos integrantes una gran dosis de soberbia que no tenía correlación con la misma dosis de aptitud frente a la crisis», expresa el documento.

El informe cierra con un homenaje a los tripulantes: «Una de las mayores tragedias de la historia naval de la Argentina ha enlutado a la nación, llevándose a 44 abnegados héroes que cumplían con su deber. Es obligación del Estado no sólo rendirles homenaje, sino además contener adecuadamente a sus familias por la irremediable pérdida. Chester Nimitz (muy posiblemente junto al general George Patton, uno de los militares que más contribuyeron al triunfo de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial) pronunciaba una frase muy aplicable a estos momentos, al referirse a las pérdidas durante su comando Naval: ‘Lucharon juntos como compañeros de armas, murieron juntos y ahora duermen uno al lado del otro. Tenemos una solemne obligación, la de asegurarse de que su sacrificio ayudará a hacer de este mundo un mejor y más seguro en el que vivir’. Nuestra obligación moral es recordar con devoción a quienes continúan patrullando espiritualmente los confines de nuestra patria y arbitrar las medidas necesarias para que semejante tragedia no se repita».

Los restos del submarino fueron hallados un año más tarde, el 17 de noviembre de 2018, por la compañía Ocean Infinity a unos 500 kilómetros de Comodoro Rivadavia y a una profundidad de 900 metros.

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