San Juan

Aún no pueden afirmar si las menores secuestradas por el «Chingolo» fueron abusadas

La asesora de menores Patricia Sirera dijo que no tiene en su poder los informes médicos de las hermanas secuestradas y que solamente tiene datos que le aportaron telefónicamente.

La Justicia puso en valor la decisión de la vecina que denunció la desaparición de las tres menores de Caucete que fueron secuestras y presuntamente abusadas por Mario Ortiz de 43 años, preso en el Penal de Chimbas.

Las menores aún no pasan por el centro ANIVI por lo que la asesora de menores Patricia Sirera consideró “prematuro” afirmar que las niñas fueron sometidas sexualmente por Ortiz. En este sentido la Justicia espera la prueba física aunque en esta etapa de indagatorias no descartan ninguna hipótesis.    

De todas maneras y ante los fuertes indicios de desbaratamiento de derechos de las menores, la Justicia evalúa si la madre seguirá con la guarda parental o si decide otro rumbo respecto del cuidado de las nenas que estuvieron desaparecidas y mantuvieron en vilo a la provincia.

Uno de los puntos clave de la causa que se abrió en el 3° juzgado de instrucción a cargo del juez Guillermo Adárvez, es determinar si la madre se fue a bailar el día que las pequeñas desaparecieron a manos del sujeto detenido alias “Chingolo”. Es que los vecinos de la familia dijeron una y otra vez a los investigadores que no era la primera vez que esta mujer dejaba bajo cuidados riesgosos a sus hijas.

Mientras se instruye la causa, “las menores están en buenas manos, están muy bien y contenidas por el equipo de la dirección (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia del Gobierno), sin la presencia de familiares” confirmó Sirera aclarando que “la decisión fue del doctor Adárvez por sugerencia mía”.

En cuanto a las condiciones socio ambientales en las que se desarrollaba la vida de las menores, los equipos técnicos del Gobierno de San Juan evalúan esas condiciones. Al respecto la asesora consultada sostuvo que “no podemos judicializar la pobreza y menos estigmatizar porque se vive en tal o cual casa y que por eso van a terminar mal”. Igualmente y hasta que la Justicia no tenga en sus manos los informes sociales que denoten situaciones de peligro, no se podrá resolver.

Aunque las versiones de los vecinos apuntan a la madre, Sirera fue prudente y sostuvo que “hasta que no hable yo con las niñas no podré tener una aproximación a la verdad absoluta del caso”.   

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