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El Congreso ahora preocupado por Bolivia: de la mano del PJ aprobó el repudio al «Golpe»

Luego de un año prácticamente inactivo por las elecciones, el Poder Legislativo se reunió para debatir sobre la situación de Evo Morales y su argumento luego del fraude electoral comprobado por la OEA.

La Cámara de Diputados aprobó este miércoles en sesión especial, por medio de la votación a mano alzada, el proyecto de declaración en repudio al «golpe de Estado» en Bolivia que impulsó la oposición.

El proyecto con el mismo espíritu había sido aprobado un rato antes en el Senado.

El mecanismo de votación en Diputados fue resuelto por el presidente de esa Cámara, Emilio Monzó, luego de que la oposición y el oficialismo no pudieran limar diferencias ni ponerse de acuerdo en un texto común.

Tras casi cinco horas de sesión, Cambiemos se encaminaba a la abstención, pero la modalidad de votación impidió que pudiera expresarse en ese sentido.

El proyecto oficialista evitaba la expresión «golpe de Estado» y, en cambio, proponía aludir a los acontecimientos que precipitaron la salida de Evo Morales del poder como una situación de «quiebre institucional».

El primer discurso del debate estuvo a cargo de Felipe Solá (Red por Argentina), quien dijo que «no hay dudas de que hubo un golpe de Estado» y de que «se quebró el Estado de Derecho» en Bolivia.

Tras repasar las presiones militares que recibió el ahora ex mandatario para que presentara su dimisión, consideró que dicha renuncia estuvo condicionada por «circunstancias físicas y no políticas», ya que «su vida estaba en peligro», así como la de partidarios de su fuerza política.

Argumentó que en Bolivia regía una situación de «zona liberada» por las fuerzas policiales y armadas, por las cuales el mandatario, «sin mando» y «absolutamente desguarnecido», debió ocultarse y luego exiliarse a México.

La diputada del PRO, Cornelia Schmidt Liermann, expresó que desde el oficialismo se condenan «las intervenciones de la policía y los militares», pero aclaró que también hay que condenar «que no se respete el voto del pueblo de Bolivia», al hacer referencia al presunto fraude en las controvertidas elecciones que dieron como resultado la reelección de Morales.

Por su parte, Guillermo Carmona (Frente para la Victoria) enfatizó que no debe haber lugar para «posiciones timoratas ni tibias que hablan de ruptura del orden constitucional».

«Hay muchas formas de ruptura del orden constitucional. Aquí hablamos de una forma particular que es golpe cívico-militar», planteó.

A su turno, el macrista Fernando Iglesias dijo que condena la «interrupción del mandato constitucional», pero remarcó que no acepta «la indignación selectiva del club del helicóptero», ya que él repudia todos procesos «destituyentes», como los que sufrieron en su momento Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.

La diputada nacional de Somos, Victoria Donda, apuntó contra el canciller, Jorge Faurie, al sostener que «es inconcebible que se niegue a llamar las cosas por su nombre, que se niegue a condenar a quienes ocupan por la fuerza el gobierno de Bolivia».

Una intervención esperada fue la del diputado del PRO, Daniel Lipovetzky, uno de los primeros oficialistas en diferenciarse de la línea del Gobierno y afirmar que en Bolivia se había perpetrado un «golpe de Estado».

Al llegar al recinto minutos antes de que se habilitara la sesión, protagonizó un episodio curioso cuando diputados kirchneristas lo arengaron para que se sentara en su banca, pero, pese a amagar con hacerlo, finalmente se plegó a la estrategia oficialista de no dar quórum.

«No hay que buscar grises ni eufemismos: hay que repudiar con claridad el golpe de Estado. Está claro que estamos hablando de un golpe de Estado si las Fuerzas Armadas sugieren o exigen la renuncia de un presidente», consideró.

Para Lipovetzky, «no puede haber diferencias partidarias» cuando se trata de defender la democracia, y advirtió sobre un «posible efecto contagio» en la región.

El jefe de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi, valoró que en todos los discursos que lo precedieron, incluyendo los de oficialistas, el espíritu haya sido de condena al «golpe de Estado».

Para el santafesino, la autoproclamación presidencial de la senadora Jeanine Áñez fue «un mamarracho» tal que «ni Faurie se anima a reconocerla».

A su criterio, en Bolivia el verdadero poder lo ejerce, a partir de la salida de Morales, las Fuerzas Armadas, y arriesgó que la designación de Áñez tiene que ver con que «a la comunidad internacional le resulta muy difícil aceptar» a un jefe militar como presidente provisional.

El último cierre estuvo en manos del jefe del interbloque Cambiemos, Mario Negri (UCR), quien aclaró que «palabras más, palabras menos» el oficialismo «condena absolutamente lo que pasó en Bolivia», porque «no es posible que un general o un comisario se pare delante de un presidente a decirle si se va o se queda».

No obstante, también repartió críticas a Morales, a quien le atribuyó el «pecado de gula» de querer perpetuarse en el poder y no dar lugar a la alternancia en su país.

La sesión en el Senado

El Senado aprobó este miércoles la declaración de «enérgico repudio al golpe de Estado» en Bolivia impulsada por el peronismo, aunque varios legisladores de Cambiemos que pensaban abstenerse cambiaron el sentido su voto para evitar que la sesión se quedara sin quórum.

La declaración se aprobó con 29 votos a favor, 8 en contra y 4 abstenciones, pero hubo seis senadores de Cambiemos que iban a abstenerse y terminaron votando en contra para evitar que la sesión se quedara sin quórum, por lo que los votos de rechazo genuinos fueron dos: Federico Pinedo y Roberto Basualdo.

Dado que las abstenciones restan al quórum necesario para sesionar (37 senadores), la oposición y el oficialismo acordaron en pleno recinto, con la mediación del presidente provisional de la Cámara, Federico Pinedo, evitar esa situación.

La declaración que se aprobó fue la que impulsaron los bloques del Frente para la Victoria y Justicialista, que expresa el «más enérgico repudio al golpe de Estado» en Bolivia «contra el gobierno democráticamente electo del presidente Juan Evo Morales Ayma».

Además, exhorta al Poder Ejecutivo a que «en virtud del quiebre democrático ocurrido en el hermano país, conceda asilo a cualquier integrante del gobierno» de Morales que lo solicite.

Cambiemos presentó un proyecto de declaración propio en el que evitaba hablar de «golpe de Estado» para no contrariar la postura del Gobierno, que rechaza esa definición, por lo cual el PRO y la UCR acordaron un texto que hablaba de un «golpe a la democracia».

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