“La vida tiene un sentido, la pena no” citó a Charles Baudelaire el 15 de mayo pasado en su muro de Facebook Edgardo Mendoza. El gran profesor, historiador y gran ser humano por sobre todas sus magistrales credenciales de ejemplar docente y tal vez el más maravilloso ejemplo de dar lucha ante el calvario que vivía dentro de su cuerpo por su enfermedad y que pocos sabían de ese sufrimiento que hoy terminó.
Y así paso por esta vida Edgardo, simple pero enorme al momento de describir por ejemplo como San Martín cruzó Los Andes por San Juan en esa férrea lucha por reivindicar a la provincia ante cualquier duda que se intentara instalar.
Para despedirlo con honores y más allá de cualquiera de sus publicaciones que eran puras develaciones de la historia, sería esta la oportunidad de que los sanjuaninos hagan patria por él y este bendito territorio mirando su última publicación del año pasado para la Feria del Libro, “Fascinado por las Malvinas”. En esos textos relata vinculaciones originarias del comercio entre Francia y el Río de la Plata.
Y él era feliz enseñando, indagando e investigando para sus compatriotas, para saber, para que haya cultura, esa que tanto se necesita para estos tiempos y sobre todo los recursos que nos dejó para saber del ser argentino, de su historia y su contemporaneidad. La crónica de su muerte es terrible pero incentivadora a la vez. Es que Edgardo dijo en estas últimas semanas “me gustaría que la gente dijera qué lindo lo que hizo”. Gracias Edgardo y buen viaje…
Sus restos son velados en Salas Velatorias de Cochería San José, en Salta 434 Sur, Capital.